lunes, 25 de mayo de 2020

Confinamiento y conciliación. Un estado de alarma que ya conocen las mujeres

“Mamá, ¿me ayudas con los deberes?”
“¡Juega conmigo, mami!”
“¡Tengo hambre!”
“¡Me aburro!”

Y mientras, tratas de concentrarte en el informe que tienes abierto en el portátil y en el que llevas trabajando desde antes del amanecer, aprovechando que tus hij@s aún no se han despertado porque sabes que después empezará esa pequeña batalla diaria para conseguir que desayunen y te será imposible concentrarte en lo que estás haciendo, manteniendo un ojo en la pantalla y otro en l@s niñ@s.

Suena el móvil. Es tu jefe que lleva llamándote cada diez minutos para meterte prisa y que acabes el informe porque no entiende en qué estás perdiendo el tiempo y por qué aún no está terminado. Y mientras murmuras una excusa, ves horrorizada que tus hij@s se han puesto al saltar en el sofá y temes que algun@ acabe rompiéndose la cabeza contra la mesita de cristal. Entonces recuerdas que la lavadora ha debido de terminar y que además tienes que hacer el pedido al súper porque la nevera está más vacía que tu cuenta a fin de mes.